lunes, 26 de marzo de 2012

Destinatarios y protagonistas



Regreso a la espesura donde vivió mi padre. La casa entre el verde. El arroyo con arena en la orilla. Él no está, pero he encontrado un hato de cartas. Papeles desvaídos sujetos con una goma negra. Huelen a barro, a raíz tierna, a moho.  No puedo leer a quién están dirigidas, las letras azul pálido danzan. Me pongo los anteojos.

—No leas. No son tuyas —dice la gata.
—Cómo no, si estaban enterradas en el jardín bajo la ventana. Tengo derecho…
—Las escribió para él mismo —insiste—. Te harán daño.
La gata mueve apenas la punta de la cola; comprende mi tribulación: él también usaba las palabras como navajas.
—Lo que es para vos lo escribió en libros: márgenes, solapas, últimas páginas —indica.

 Miro los estantes. El mundo de mi padre me asaltará también al volver cualquier página. Cuando menos lo espere.
— ¿Y a vos qué te dejó? —pregunto.
—Estoy en varios cuentos  —se ufana—. Mucho más que la liebre y la comadreja. Se levanta, arquea el lomo estirándose y se va.

Yo también me retiro, no sin antes guardar los papeles. Los leeré más adelante,  y le daré la razón.



Imagen tomada de la red

jueves, 8 de marzo de 2012

La mujer del bosque


(Preguntas con fotografías)






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¿Quién es la que yace desnuda en el claro?
¿Quién  la  que se arrodilla, el cuerpo de mármol blanco? ¿La que hace equilibrio entre la rocalla de un mar que después del click ha debido mojarla?

Resplandeciente, ¿está jugando a las estatuas?
Es  ella, sin duda. El pelo, el cuerpo esbelto, la cara. La veo desvestirse, dejar cada prenda entre las ramas y correr. Libre. Dispuesta a ser otra. Pero ¿quién?

Inclinada. El sol en la espalda. Una rodilla hundida en la hierba. No va a rendirse, sin embargo.  Es sólo  la mano en el suelo sosteniendo el cuerpo. Y ya no es ella.
¿Una coronita de flores en el pelo? ¿Mi mente, mis ojos me engañan?
¿Es Safo? ¿Cuál de las diosas?
¿Es Helena en Egipto  reclamando su justicia?

¿Qué música está oyendo?  ¿Quién tañe la lira?
¿Qué es lo que busca? ¿Aprehender, quizá, el despojamiento? ¿Lo liviano, lo frágil en apariencia? ¿Tal vez, en su propio cuerpo la perfecta, divina proporción?

Desnuda en la floresta o en la rocalla de aquel  mar, ¿qué comunión intenta?

Sé del éxtasis frente a una tormenta  y de su cuerpo esplendente a pleno sol con piel nueva. Pero, ¿qué siente? ¿Qué piensa?
¿Qué la hace temblar que no es el agua fría? ¿En qué mar está sin estar? ¿Es el Egeo esa orilla? ¿Cuál, la isla?

¿Qué la hace liviana, elevada como columna?
 ¿Qué necesita sanar? ¿A quién extraña?

Cuerpo de mármol blanco, corazón de versos y dudas.


Hay signos que interrogación dibujado en algún fotograma. Sin embargo, lo sé.

Es H.D.

Simplemente y nada más que  mujer poeta.



Fotogramas tomados de Beinecke Rare Book & Manuscript  Library, Yale University.  Hilda Doolittle 's scrapbook. 





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