jueves, 12 de enero de 2012

Ararat





A poco de hacer cumbre la suerte le fue adversa. Un descuido y ahora yace con las piernas rotas mirando una franja de cielo desde el fondo de una grieta. Solo. Nada sabe de los otros, los que fueron arrastrados por el agua durante la escalada. Ni sabrá, presume. Al menos hace unas jornadas que no ha vuelto a llover. Exactamente desde cuando se abrieron las nubes y el sol lo encegueció; el tiempo que lleva en la hendedura.
Para qué la huida, pregunta, y envidia al pájaro. Entumecido de frío y hambre se adormila, ajeno a los hombres y animales que recién bajados de un arca empiezan a cruzar la falla.



Publicada previamente en El Microrrelatista.
Imagen tomada de la red



miércoles, 4 de enero de 2012

Ungu-vistas maravillosas





Tendrás el destino en tus manos, le vaticinó una gitana cuando ella era apenas una adolescente.  Atónita lo recordó tiempo después al ver, bajo una lupa, que la uña del menique derecho mostraba su graduación como en una fotografía. Asombroso y real, porque así ocurrió.
De ahí en más, con el paso de los años, en cada dedo fueron apareciendo anticipadamente los hitos de su vida: matrimonio, hijos, la fábrica, la amante de su marido, su propio amante…, todas miniaturas indelebles ocultas bajo el esmalte que siempre tuvo que aplicarse ella misma. No llegó a divorciarse porque vio el accidente que la dejaría viuda y a cargo de la empresa.
Ahora que han llegado los nietos, y un posible nuevo amor, está considerando la amputación (o tal vez algo menos drástico). Serían solo dos falanges. Es que no quiere saber el final. Algo de sorpresa no le vendría nada mal  en la vida.


Imagen tomada de la red
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