Tras el disparo, el aire en el túnel se llenó de electricidad y humo. Por unos instantes, la enorme criatura convulsionó violentamente haciendo temblar el aparejo, antes de quedar quieta colgada en la trampa. Así y todo, por precaución, el hombre le seccionó los apéndices del último segmento; luego, la abrió en canal. Los estómagos se vaciaron con un crujido maloliente y entre la inmundicia vislumbró lo valioso: libros aún sin digerir. Contento, los guardó cuidadosamente.
Entonces, pensando en la simpleza de su oficio en el pasado, el restaurador destazó al mutante pescadito de plata.
Micro finalista en el IX Certamen Internacional de Microcuento Fantástico miNatura 2011
Imagen tomada de la red.
¡Bravo!
ResponderEliminar¡Grande la tallerista, grande la narradora! Un abrazo.
ResponderEliminarElisa y Lidia, muchísimas gracias a las amigas y vecinas.
ResponderEliminarAbrazos fuertes para las dos.
F E L I C I T A C I O N E S!!!!!
ResponderEliminarMerecidísimo galardón, Moni
Abrazos