Abandonado a su suerte en una roca desnuda antes de llegar
al medio del río, el furibundo escorpión aún tuvo que escuchar a la rana que,
burlona, le gritaba desde la orilla: “¡Y agradece que no esté en mi naturaleza
que te ahogues!”
Ilustración tomada de la red
Mónica:
ResponderEliminarA este micro bien le valdría el dicho de que segundas partes nunca fueron buenas. Es preferible dejarlo ahí, donde lo dejaste, para bien de los personajes...
Saludos Cordiales.
Este micro se erige como una pequeña revancha para con tantas ranas picadas por escorpiones,jeje. Muchas gracias por tu comentario, Arturo.
EliminarUn abrazo.
Cuánto tiempo sin publicar, Mónica. Este tienes que enviarlo también a la charca de Puck, seguro que le encanta.
ResponderEliminarUn abrazo.
Vuelvo a responder, ya que no quedó registrada mi contestación de ayer, algo sumamente extraño... Te decía que efectivamente han pasado varios meses; veré de inyectar nuevos aires por acá. Muchas gracias por tu comentario, Elisa. Abrazos fuertes para vos.
Eliminar¡Se te ha echado de menos, Mónica! Me alegra ver que vuelves a dejarnos tus regalos por aquí.
ResponderEliminarUn micro en el que la astucia hace brillar su filo. ¡Me gusta!
Espero volver a leerte pronto.
Un abrazo,
Aprecio tus palabras , Pedro, intentaré volver al ritmo anterior de publicación. Muchas gracias por tu comentario.
EliminarAbrazo para vos.
Si señor, no hay nada como un comentario cruel para rematar la faena. Ya se sabe que la rana y el hombre son primos hermanos.
ResponderEliminarUna perta.
Tiene toda la razón, Cortacuentos; las palabras pueden usarse como armas. En este caso, la rana ha estado benévola con el escorpión, jeje.
EliminarUn abrazo y gracias por pasar.
Hola buenas... con tu permiso, y agradeciendo el comentario de Elisa, me llevo esta rana a www.charcaderanas.blogspot.com.
ResponderEliminarSaludillos
Ja! Lleve, lleve, nomás...
EliminarAbrazo.