Su mujer siempre le decía que por pensar demasiado las cosas, la mayoría de las veces, él tomaba decisiones equivocadas. Lo recordó cuando al cumplir la última voluntad de su esposa –tras mucho cavilar- finalmente arrojó sus cenizas en aquella playa alejada, y vio llegar la pala mecánica y el camión arenero.
Ja ja Pobre señora, menudo momento para tener la razón!
ResponderEliminarUn beso grandote
Si es que los hay con ideas de bombero, que se dice en mi tierra :)
ResponderEliminarParadojico.
ResponderEliminarTardó en cumplir la última voluntad pero se equivocó, tanto él como ella.
Buen micro, Mónica.
Beso.
Jajajajjaa, qué negrura, me encantó!!
ResponderEliminarAbrazo, Mónica
Jeve y Ruma.
Es lo que puede pasar con las cenizas, que caen donde no deben o un golpe de aire te las devuelve.
ResponderEliminarBesos triples.
Las cenizas no hay que echarlas en las palyas, que contaminan. Muy sutil el texto.
ResponderEliminarGenio y figura hasta la incineración.
ResponderEliminarAbrazos fuertes, Mónica.
PABLO GONZ
Jeje, muy bueno.
ResponderEliminarSaludos.
Patricia, Maite, Torcuato, Lola, Jeve y Ruma, Manuespada, Pablo, Gabriel: mil gracias por pasar y dejar sus palabras.
ResponderEliminarAbrazos.
Si estuviera viva su mujer le diría ¿Viste que tengo razón?. Buen micro Mónica.
ResponderEliminarSaludos!
No, pues sí, demasiado tarde.
ResponderEliminarUn abrazo, Mónica.
Ese, sí, ese de las decisiones equivocadas por pensar mil veces las cosas, ese soy yo.
ResponderEliminar(Nota para mi mismo: recordar a mi mujer que no me pida nada parecido)
*Ya ves, sigo leyendo tu blog, que cada vez me gusta más.
Ruben, no siempre, pero me ha sucedido algunas veces eso de pensar demasiado y luego la equivocación, jeje. Gracias por ser persistente.
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