En el anochecer reverberante de chicharras, desde lo alto del olmo junto al camino, el loco gritaba:
"¡Quiero una mujer! ¡Quiero una mujer!", al tiempo que un auto que pasaba reventó neumático.
Del susto, el pobre se cayó del árbol. La mujer que conducía
descendió temerosa y se acercó al desmayado. Dormido como un santo, le pareció el hombre
más tierno jamás visto.
Cuando él despertó, entre los brazos de ella, era el más lúcido del
mundo, también.
Micro inspirado en la escena de Teo en el árbol, de
Amarcord, de Federico Fellini.
Imagen tomada de la red.
Mucho juego me ha dado esa escena de Amarcord, a la hora de hacer bromas...
ResponderEliminarAsí es Rubén, es una escena inolvidable que se presta para las bromas. Siempre recordé al pobre Teo. Por eso quise que se cumpla su pedido y sea felíz.
ResponderEliminarMuchas gracias por pasar y dejar tu comentario. Muchos saludos.
Veo la escena con la claridad que da la luz de la luna llena. Bello hasta la lágrima.
ResponderEliminarAbrazos a pares.
El tío Teo es digno de pena. Y, sin embargo, el genio de Fellini nos saca una carcajada de sus penurias. Esa película es una de mis preferidas, cine del mejor...
ResponderEliminarSaludos.
Arturo.
Son un misterio las formas en que las cosas se van a dar, pero pueden darse.
ResponderEliminar:)