A la salida del templo después de la ceremonia, mi vecina me señala a su hijo y a su flamante esposa, ambos visiblemente emocionados.
—¡Mire los tortolitos…! —exclama arrobada.
No puedo evitar pensar en las tórtolas, pájaros dulces y frágiles, que en cautiverio son capaces de matarse mutuamente a picotazos.
Muy bueno!
ResponderEliminarAy, Mónica, esa sabiduría tuya qué visión más terrible nos da de la realidad. Esperemos que estos chicos se den la suficiente libertad como para no destrozarse. ¿Lo has subido a la Marina? Porque casa muy bien con el tema del mes (y nunca mejor dicho el "casa").
ResponderEliminarFantástico el giro final que vuelve el almíbar cicuta. Muy bueno.
ResponderEliminarAbrazos dobles.
Sos genial.. haces de la realidad puro cuento o ..al reves?
ResponderEliminarbesote!!
tu fannº1
Tan a menudo que asusta a cualquier iniciado en el arte de la convivencia...
ResponderEliminarMe gustó mucho.
Salud
Ángeles: ¡Bienvenida al blog! Muchas gracias por tu opinión. Pronto visitaré tu casa.
ResponderEliminarElisa: Sí, éste micro salió negrísimo, pero es sólo una de esas inspiraciones súbitas; no creas que reniego del matrimonio o de la convivencia. Buena sugerencia, lo subiré a la Marina.
Lola: Muchas gracias y tenés razón: es puro veneno.
Vivi: Me estás haciendo trabajar...
Ignacio: Pues creo que la clave es no hacer sentir al otro prisionero. Vale el intento te aseguro. Muchas gracias por tus palabras.
Abrazos cálidos a todos.
Muy bueno Mónica! Con ese tono profético...
ResponderEliminarSaludos!
Y lo peor de todo es que el pensamiento tiene visos de convertirse en realidad.
ResponderEliminarSaludos
Te visito por vez primera y me encuentro un magnífico cuento.
ResponderEliminarUn beso.
Mónica, excelente. En muchos matrimonios pasa lo mismo.
ResponderEliminarUn abrazo.
Claudia y José Manuel, muchísimas gracias por pasar y dejar sus comentarios.
ResponderEliminarMiguel y Torcuato, bienvenidos al blog, gracias mil por comentar, y espero que regresen.
Abrazos y besos para todos.
Vaya, parece que no tuve buena idea en recomendarte el envío, ha surgido una cierta polémica con el tallerista. Yo más de una vez también he tenido ganas de protestar, aunque suelo optar por callarme. Lo que me sorprende es que, siendo al fin y al cabo un juego, nos lo tomemos tan en serio, a mí hay veces en las que me molestan mucho los comentarios si no los veo justificados, otras los acepto con deportividad. Sigo pensando que este es un cuento muy bueno, al nivel de otros también buenos del mismo día que sí resultaron seleccionados. En fin, eso del tallereo es toda una responsabilidad..
ResponderEliminarElisa, no te sientas responsable en absoluto. Ya he tenido varias de éstas en la página y he actuado de distinto modo, según las circunstancias. La peor, creo, fue lo que pasó con Lepisma...porque nunca imaginé que a un jurado pudiera pasarle lo que supuestamente pasó. Ahora, nunca le había subido una mini a este señor y me pareció desprolijo e injustificado lo que afirma, además de la gaffe inicial que parece una broma. Lo que me molesta es la liviandad, y encima -recién leí su respuesta llena de vaguedades- me da la sensación de que se ha puesto en víctima. Eso me hace pensar si no estará enfermo realmente. En fin, como vos decís, hay que tomarlo con deportividad, sólo que a veces a una la pueden estas cosas. Gracias por tus palabras y nos seguimos leyendo. Un abrazo
ResponderEliminarVi la polémica: Mónica tenés el verbo maravillosamente afilado, jeje. Lo voy a tener en cuenta para no cruzar espadas contigo ;)
ResponderEliminarEn cuanto al texto en sí, pienso que es un micro redondito desde el título al punto final. Sólo poniéndome en exquisito tal vez habría que retocar ese "capaces de matarse" (quizá "proclives a matarse") por la resonancia, pero no es nada grave.
Saludos.
¿Esta minificción te trajo un mínimo disgusto? Olvidalo y disfrutá de los merecidos elogios de quienes somos tus lectores
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