Así habló la anciana toba:
"De chica siempre fui algo díscola, y aquella noche, mientras el chamán cantaba la protección, no sé por qué exclamé fuerte lo que no se puede decir sin que algo espantoso suceda.
Se le pararon los pelos a los reunidos y, justo en ese momento, sentí la sangre correr entre mis piernas. Impura por vez primera y desafiando a lo innombrable: doblemente grave lo mío.
Al otro día mataron a todos en Napalpí; yo ya había ido al monte, castigada. Me culpé por años."
Este micro de ficción alude a pautas culturales del pueblo toba y a hechos históricos que acaecieron el siglo pasado en Argentina. En 1924, en Napalpí, región del entonces Territorio Nacional del Chaco, una comunidad que trabajaba en el cultivo del algodón y en el cuidado del ganado fue masacrada por policías, hacendados y civiles blancos de la zona. Acusados de promover una 'sublevación' -en realidad, reclamaban por una quita injusta en su salario- fueron sorprendidos
mientras realizaban una ceremonia ritual que los protegería de las armas de fuego del blanco. Los sobrevivientes a los disparos fueron rematados a machetazos, incluidas mujeres y niños.
Foto tomada de la red
Terrible, la historia, y escalofriante.
ResponderEliminarBesos como bálsamos contra la barbarie.
Muy bueno Mónica, y más en el contexto.
ResponderEliminarSaludos!
Otra historia genial, y triste.
ResponderEliminarLola, Claudia, Ruben, muchas gracias por sus comentarios.
ResponderEliminarAbrazos a los tres.
Suerte que lo subiste a fb, se me había pasado.
ResponderEliminarConocía esta atrocidad, espeluznante como es, te agradezco me la recordaras.
Muy bien amiga! Debería seguir tu ejemplo
Gracias Patricia. Un abrazo.
ResponderEliminarQué buenos relatos los tuyos Mónica, contados desde la piel y el corazón del otro. Un abrazo.
ResponderEliminarTerrible hecho hostórico, Mónica. Aún sin el sustento histórico, tu micro muy bien logrado.
ResponderEliminarUn abrazo.
Cecilia, muchas gracias por acercarte a leer. Abrazos.
ResponderEliminarJosé Manuel, en su momento la temática que propuso la jueza en la Marina fue la que me llevó a conocer esos hechos. Gracias por pasar.
Abrazos.
Hay una realidad terrible que trasluce en esta mini, una realidad de los pueblos olvidados, no sólo en América, sino que en todo el mundo.
ResponderEliminarLas palabras tienen todo el peso de la inocencia que no termina de de romper, a pesar de la sangre en las piernas, a pesar de ser narrada desde la lejanía del monte que la salvó.
Un gusto grande que nos des estas raíces de humanidad.
Muchas gracias, Ruben. Un lujo de comentario me has dejado. Coincido con vos en el realidad de la constante universal que son los pueblos olvidados y/o extinguidos.
ResponderEliminarUn abrazo fuerte.