jueves, 9 de junio de 2011

LA SALVACIÓN


Piso 4   D 2
“Esta liviandad en los huesos, el soplo que soy, la sensación de ser invisible…, deben significar algo.
¿Adónde irán las almas que se escapan antes de tiempo? Porque tengo la certeza de que vivo sin la mía,  y si quisiera salir a buscarla no sabría por  dónde comenzar. No lo haré, aunque en una circunstancia como ésta pudiera servirme tenerla a  mano.
 A mi alma la dejé ir como a los  hombres de mi vida. Todos dijeron más o menos las mismas cosas: que no supe alimentar el amor, que no me interesaba. No me interesaron particularmente  y cada uno llegado el momento:  me aburría. Tal vez  mi alma se  aburrió conmigo...”
¡¿Adónde fuiste?!...
...“Si no supe alimentar al  amor, quizás pasó lo mismo con el alma: se murió de  hambre....  Y yo que pretendo  saber  lo mismo que  Miguel, cuando su mujer regresa.  ¡Ya empezaron!  Auque hoy  no me importa,  hoy no  acepto interferencias. Tengo el  derecho a pensar  en lo que quiera.”
…¡yegua desalmada!   ¡No tenés compasión!
“Así estoy yo: desalmada como Gisela.  Pero Miguel lo dice porque  ella  lo hace sufrir. Yo nunca hice sufrir a ninguno, creo.  Al menos, no adrede.  Las cosas siempre las hice del mejor modo. Y aún tengo compasión… ¿Se puede no tener el  alma y  sentir compasión?  Pero  me compadezco sólo de los animales y no sé si eso cuenta.  ¿Quién les dará de comer…?  Me dan lástima, pero ¿hasta adónde voy a llegar?  ¿Vivir  para  los perros de la plaza…?  No puedo más…”  
 ¡Decíme quién es el tipo!  ¡Decímelo!
 ¡No hay ningún tipo!  ¡No hay ningún tipo, Miguel!  
“…Como no puede más este tipo. ¡Dios mío!  Gisela no miente. Es que vos  no hacés la pregunta correcta, Miguel.  No hay ningún ‘Adán’, no hay ningún Adán…   ¡Ciego Miguel!  ¡Tan bravo y tan ciego!  Me pregunto qué hace la otra mientras escucha los golpes y el griterío. Hoy, yo paso.  Como me dijiste tantas veces: soy  “una vieja de mierda que tiene que ocuparse de sus cosas.” Y en eso estoy, Miguel, sólo que los gritos de ustedes me distraen.
Espero que el gatillo no falle.  Al menos ahora  debo hacer menos fuerza. ¡La cara que puso el  pibe de la armería cuando se la desarmé en la cara!  Ni se le cruzó por la cabeza que una vieja como yo supiera.
— ¿Usted cazaba?
—No, yo hacía otra cosa… —dije, y lo dejé con la intriga.
Aunque, en cierto modo, cacé bichos de dos patas. ¡Pucha que fueron muchos! La campeona podía elegir. La campeona tenía fuerza y fuego  para tirar para arriba en aquella época. Al que se le ponía a tiro, lo tumbaba. 
Es verdad, conmigo, los bichos siempre estuvieron a salvo…
Pero ya no me interesa salvar a nadie. Ni siquiera a los de al lado que van a terminar mal.  Tampoco me animaría a decírtelo, Miguel. Por miedo, igual que ellas.
Ante la duda, ahora, perdonan a los suicidas, pero en mi caso ¿qué van a salvar si no tengo el alma?  ¡Que se arreglen!  El reborde del caño me molesta. No puedo abrir tanto la boca.  Mejor me saco la dentadura”.

Piso 4    D 3
El escopetazo retumbó  como si alguien hubiese disparado  en la habitación.  Por el sobresalto, a Miguel se le escapó  de entre  las manos el cuello de Gisela;  a ella  el aire le entró solito y  la hizo toser. 
¡Gisela!  ¿Qué pasó? ¡Abrí! ¡Soy Eva, abríme!
 Gisela  alcanzó la puerta.  Miguel empezó a llorar.


Imagen tomada de la red

10 comentarios:

  1. ¡Qué manera tan lírica y cruel de salvar y salvarse! Un estremecimiento de relato.

    Abrazos temblorosos.

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  2. Leo esperando siempre un sorprendente final, y nunca me defraudas.

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  3. Uf, que me has hecho sufrir! Es tan terrible la narrración que aún cuando has salvado a Gisela me dejás con el corazón en tiritas.

    Besos, Moni!

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  4. Lola, Ruben, ale, Patricia, muchas gracias por leer y dejar sus palabras. Abrazos fuertes para todos.

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  5. Un relato muy interesante. No estoy tan seguro, como dice Lola, que la intención de la protagonista haya sido salvarla a Gisela (tal vez sí, pero está difuso).

    Has hecho muy bien en mencionar a la otra, a Eva (que junto a la protagonista parece ser que varias veces intervinieron para ayudarla a Giselle) previamente al desenlace, dato que al principio parece sin importancia pero vital para su posterior aparición.

    Me gusta mucho como abre el cuento, invita a leer con esa frase poética "Esta liviandad en los huesos, el soplo que soy..." Repito, qué buen comienzo. También el señalar los dos ámbitos donde ocurren los hechos Piso 4 D2 Y Piso 4 D3. Y la forma en que se intercalan los pensamientos de la protagonista con lo que escucha a través de las paredes.

    En suma, Mónica un cuento corto estupendo.

    Saludos.

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  6. Gabriel, este es un cuento que hace rato que anda dando vueltas buscando su forma. Como bien decís al comienzo, a la protagonista ese día no le interesa salvar a nadie; si ocurre es como hecho colateral a su propio final. Hay una historia de amor e infidelidad, un triángulo, al otro lado de la pared que la vieja conoce. En fin...
    Muchísimas gracias por tu esmerado comentario.
    Un abrazo.

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  7. "Es que vos no hacés la pregunta correcta", ay, estaba ahí y no lo vi. Y que bien entonces el juego con que no hay ningún Adán, pero sí una Eva de la discordía.

    PD. El cuento está muy bien entramado, así que no te preocupés si este lector no lo vio, todo lo necesario está ahí sutil y hábilmente colocado (ya ves, no me había esmerado lo suficiente ;).

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  8. "Y yo que pretendo saber, lo mismo que Miguel, cuando su mujer regresa." En este párrafo le agregué una coma después de saber, creo que así se entiende mejor la idea. En el relato la falta de esta puntuación invita a pensar que la protagonista quisiera saber lo que tampoco sabe Miguel, algo que no es cierto, ya que ella conoce de los amoríos de las mujeres. Ella supone -irónicamente- tener la capacidad de saber qué paso con su alma. Yo me confundí en ese párrafo.
    La construcción del cuento es harto compleja, con guiños, yuxtaposiciones de la acción, pretéritas y presentes, así como los pensamientos enmarcados en comillas, que dificultan la escritura -ver el tema de la frase de Miguel, también entre comillas-, en fin un trabajo de composición impresionante, escondido tras esta historia dual.
    Vaya mi felicitación por tan rigurosa tarea.
    El dicho dice: muriendo y aprendiendo, yo lo parafraseo con un: escribiendo y corrigiendo...
    Saludos.
    Arturo.

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