lunes, 4 de octubre de 2010

Chance


 Aparentemente estás jugado. Listo. Pero tal vez  haya una posibilidad y lo vas a intentar.
Mirás al tipo en el piso: tiene un agujero en la cabeza. ¿Lo fusilaste o se suicidó? Los canas vociferan desde los techos.
“¡Vengan ustedes!,”  gritás. 
Y te reís. Estás loquito. ¡No sabés  por qué!  Quizá porque tomaste mucha merca, quizá  por el arma en la mano. ¡Qué bien calza!.. Sentís seguridad (siempre te gustó la sensación). Ajustás los dedos a la culata, al gatillo: está liviana. 
“¡La puta madre! ¿A quién le sacudí nueve veces? ¿A la yuta? ¿Qué carajo pasó?”
Entonces creés que se te revienta el pecho, que te morís…, justo cuando el milico tira de los pelos y otra vez  saca tu cabeza del tacho. El aire se pelea con el agua que ya tenés adentro. Si tan sólo pudieras recordar qué mierda  hiciste…

6 comentarios:

  1. Le pasa a toda la humanidad. Alguien saca y pone nuestra cabeza dentro de un tacho con agua.
    Me ha encantado este cuento.
    Un abrazo

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  2. Muchas gracias, Patricia, por pasar siempre. Cariños.

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  3. Los pelos como escarpias, me ha puesto este micro. Impresionante.

    Besos.

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  4. Pues entonces ha cumplido su cometido. Muchas gracias por leer y comentar, Lola. Un abrazo.

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  5. Tremendo texto, no sé si lo entendí pero me sacudió.
    Tiene una gran fuerza.

    Un abrazo,
    criptex

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  6. Criptex! Un gusto tenerte por acá, y muchas gracias por dejar tus palabras.
    Abrazo grande.

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